El empleado lo escucha con atención. Manifiesta solidaridad. Promete
hacer todo lo posible. Usted se retira contento. Su oficio va a parar a la
pila del despacho común. Vuelve a las doce el empleado no recuerda
haberle prometido nada. Se lava las manos. Usted se enfurece y lo
insulta. Sale el Secretario y lo llaman al orden. Usted duplica la apuesta.
El Juzgado se allana. Le dice que venga a buscarlo a primera hora de la
mañana siguiente porque no hay Juez. A la mañana siguiente le dicen que
no ha salido firmado. Repite la pantomima, sale el Secretario y le dice
que el proveyente no advirtió que estaba mal confeccionado y que lo
acaba de observar el. Pasa para el último día. El última día se lo dan. En
el ínterin entró un embargo por cuatro millones de pesos más intereses.
Decide masticarse el oficio de bronca. Lo internan de urgencia. En la
guardia le dicen que no lo pueden atender porque antes entró otro cosa
urgente. Enloquece de deliriums tremens. Pasa cuatro años internados. Al
salir descubre que su cliente lo demandó por mala praxis. Que ganó el
jucio, trabó embargo en un día y remató en treinta. Pide turno al psiquiatra.
Le toca Rivo.
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